sábado, 18 de diciembre de 2010

El Portal en el portal




Es lo que monta Miguel Ángel, portero de mi casa, por estas fechas. Y lo que reúne a muchos vecinos un viernes por la noche, para cantar villancicos con champán y mazapán.

Somos un vecindario burgalés, poco dado a la jarana, pero muy consciente de que la ocasión merece una excepción. Porque, como dice Chesterton -que no es vecino, pero nos cae muy bien-, nadie había imaginado la posibilidad del Creador viviendo entre los hombres, hablando con funcionarios romanos y recaudadores de impuestos. Pero la mano del Dios que había moldeado las estrellas se convirtió, de pronto, en la manecita de un niño que gimotea en una cuna. Y ese hecho, admitido en bloque por la civilización occidental durante dos milenios, es, sin ninguna duda, el hecho más asombroso que ha conocido el hombre desde que pronunció la primera palabra articulada.