viernes, 1 de febrero de 2013

Pijama para dos



Una alumna de 1º, Alejandra García Centenera, escribe esta reseña y me autoriza a publicarla.

Mi lectura de Diciembre ha sido “Pijama para dos”, de Alfonso Basallo y Teresa Diez. La verdad es que cuando se me propuso leer este libro, me dio bastante pereza. Pensar en el matrimonio tal y como están las cosas hoy en día, te produce eso, pereza.

Cuando tenemos seis años, vemos las películas de princesas en las que nos venden la imagen de un príncipe azul, fuerte, guapo y perfecto. Una imagen claramente irreal, ya que en cuanto creces un poco, te das cuenta de que el príncipe azul no es, ni por asomo, tan perfecto. Pero todo el disgusto no viene dado por la falta de un caballo blanco en el que nos rescaten, sino porque no nos habían contado que, detrás de la foto de príncipe azul se esconde la mente del príncipe verde. Cuando tienes quince te das cuenta de que, más maduras que los chicos, hemos de comprender que el príncipe verde es cosa de la edad.

Entonces comienzan las películas de amor, dinero y fama. Todas esas “americanadas” que hacen que el 80% de las chicas en el mundo, vayan dispuestas a casarse con una mentira. Mentira que desconocen hasta que pasan dos años de matrimonio. Las películas que vemos a estas edades, nos meten la idea en la cabeza de que has de conseguir al chico pasando por encima de cualquier cosa, ya sea destrozando otra familia o siendo la chica fácil desde el momento cero. Y me pregunto yo: ¿La culpa es de los productores de dichas películas o de nosotras mismas?

Después de leer este libro me doy cuenta de que las películas de princesas y las de quinceañeras, tienen algo en común, todas acaban con una boda perfecta y un “vivieron felices para siempre”. ¿Por qué nadie continúa las historias? ¿Por qué nadie cuenta la parte en la que las cosas se complican?

Hoy en día no se concibe la posibilidad de casarse con alguien que te quiera “hasta que la muerte os separe, en la salud y en la enfermedad”. Cada día está más de moda el huir cuando la cosa se complica. Es triste darse cuenta de que una chica de dieciocho años, a día de hoy, no pueda pensar en la idea de casarse y que dure para siempre. Así es para muchas chicas: las estadísticas te muestran la de matrimonios que “fallan”, que se rinden, que tiran la toalla. Y ver todo eso, te quita las ganas de intentar sacar una familia adelante.

Gracias al ejemplo de mis padres, un matrimonio para nada perfecto, pero siempre unido, y a la lectura de este libro, puedo decir unas cuantas cosas. Puedo gritar, sin ninguna vergüenza, que yo SÍ CREO EN EL MATRIMONIO, que le doy la oportunidad de aparecer en mi vida, y de situarme dentro de diez años, cambiando pañales y con menos tiempo para mí misma que nadie. Porque cuando lees testimonios como estos, te das cuenta de que no hay que ser mago o un bicho raro para durar casado cumpliendo tu promesa “hasta que la muerte nos separe”.

Lo que sí que es cierto, es que además de animarte a luchar por un matrimonio unido, que dialoga y que persiste, también te introduce en la realidad que las películas no te muestran. Este libro te enseña que un matrimonio es el más difícil de los trabajos, pero también el más reconfortante. Y te da más de mil razones por las que no dejar que todos los baches del camino te estropeen el viaje. Me ha enseñado a apreciar el trabajo que hacen mis padres todos los días, compartiendo sus alegrías y preocupaciones en todo momento, y con ello conseguir que, al estar ellos unidos, lo esté la familia.

He aprendido también que, aunque es muy duro sacar un matrimonio adelante, creces como persona cuando, junto con el cónyuge te haces una sola. Además, el libro dice un par de cosas que me parecen muy importantes y que desconocía. Por un lado, que ante todo y pase lo que pase, tu mujer o tu marido es siempre lo primero, que el matrimonio nunca debe ser subestimado, es un compromiso que antepone a tu esposo o esposa ante cualquier situación.

Me ha gustado muchísimo poder leer este libro. Lo recomiendo a todo tipo de lectores: hombres, mujeres, matrimonios novatos y veteranos, a creyentes y no creyentes en el matrimonio.