miércoles, 2 de noviembre de 2016

Dorothy Canfield


Él trabaja a disgusto en una empresa. A ella, perfeccionista, le supera la casa. Sus tres niños sufren la frustración de ambos. Hasta que un trágico accidente obliga al marido a quedarse en casa, y a su esposa a ganar dinero fuera. Entonces, al invertirse los papeles, desaparece el desencanto. Él empieza a conocer realmente a sus hijos y se revela como un magnífico padre. Ella puede desplegar sus muchas cualidades en su nuevo trabajo, hasta duplicar el antiguo sueldo de su esposo. Para los niños se abre también una nueva vida, en la que disfrutan realmente de sus padres. En pocos meses, cinco seres insatisfechos durante años han logrado que florezca su auténtica personalidad, en un clima de servicio mutuo, cariño y confianza.

No estamos ante una historia dulzona, sino dramática, inteligente y muy entretenida, que pone de manifiesto la importancia de las segundas oportunidades, la dificultad de entender cabalmente a los demás, el peligro de juzgar y encasillar a las personas, así como la poesía del trabajo en casa. Dorothy Canfield nos da –sin pretenderlo- una simpática lección de psicología y pedagogía, ilumina el arte de las relaciones familiares y laborales, y aborda problemáticas tan actuales como la conciliación y la responsabilidad social de la empresa. Por eso sorprende que Dulce hogar, The Home-Make, fuera publicada por primera vez en 1924. Un nuevo acierto esta elección de Ediciones Palabra, y una gran traducción.

Dulce hogar, Dorothy Canfield, Palabra, 2016